jueves, 9 de diciembre de 2010

Ser escuchados

Últimamente me doy cuenta de que todos tenemos algo que decir, algo que contar, siempre queremos que alguien esté ahí para escucharnos, para que se interese en nuestras vidas y esos momentos tengan más valor.

De ahí dependen los amigos, familiares o parejas sentimentales, todo puede girar en torno a una confianza establecida por tiempo y acciones, y es cuando creemos que es bueno contar nuestras experiencias a otros, ojo, no es de hablar de otros con otros, eso es chismear, el punto es compartir las propias visiones de esta realidad con terceros.

He topado con personas que no dejan a un lado ese "yo", el que hace todo y puede todo, no importa la edad o estatus social, muchos creen que son realmente extraordinarios, o al contrario, creen que son realmente patéticos con lo que hacen y con lo que son, al final en algún momento todos quieren ser escuchados.

Se puede hablar de tristezas, alegrías, sorpresas, malas noticias o buenas, experiencias del tercer tipo, hasta de sexualidad, intimidad, o simplemente fanfarronear, pero cuando es turno de tomar la palabra nuestro escucha, tal vez ponemos una barrera de discriminación o un manto o pared que impide que entendamos por completo a esa persona, porque pensamos y conectamos lo que escuchamos con nuestras vivencias y llegamos a un juicio propio, más no a un juicio mutuo, y ese error puede ser muy común entre nosotros, lo raro es que pedimos esas opiniones y finalmente terminamos igual o peor de confundidos.

Igual deja un comentario de algo que quieras compartir, tal vez nadie lo lea, o a nadie le interese, pero lo importante es que lo compartes.